The Clock and the Hat
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Until the sun rises (priv. Joker y Mickaell) Empty Until the sun rises (priv. Joker y Mickaell)

Mensaje por Jack Nagarr Jue Ene 28, 2021 7:32 pm

El ostentoso reloj de pared marcaba las nueve y cincuenta y cinco minutos de la noche, pero Jack se sentía como si todavía fueran las cinco de la tarde. Ante sí, encima del escritorio, reposaban unos documentos de sabía Dios qué que el hombre de hojalata le había entregado para firmar esa tarde. A su derecha, una botella de whisky de la colección personal de su padre estaba a un tercio de ser terminada. Arañó un poco la etiqueta y tiró el pedacito de papel al suelo. Dejaría ese tercio para otra ocasión; era una botella demasiado buena como para acabársela en una sentada, y más aún estando solo. Paseó la mirada a su alrededor, por la vitrina que custodiaba esqueletos de pequeños animales, piedras preciosas y aparatos de bolsillo con mecanismos complejos, y las estanterías del despacho, ligeramente iluminado por una lamparita cuya llama parecía querer apagarse de un momento a otro. Qué depresión. Era un sábado por la noche y lo estaba pasando allí encerrado, como era costumbre.

Nueve y cincuenta y siete. Se levantó de golpe y se tambaleó un poco antes de ponerse firme. No iba a malgastar una noche como aquella de ese modo o se echaría a llorar. Miró por la ventana, a los jardines del palacete, y no vio a absolutamente nadie paseando por ellos. Se dirigió a la puerta y la abrió lo suficiente para asomar la cabeza. Al otro lado estaba un sempiterno guardia que siempre se quedaba fuera de cualquier habitación en la que se encontrara.

-William-le llamó en un susurro.

-Es Winston, señor.

-¿Winston?-Jack se encerró de nuevo en el despacho. ¿Qué había pasado con el anterior? Ah, claro, pensó dándose unos toques en la barbilla. Los cambios de guardia y esas cosas. Bueno, qué más daba. Se deshizo su preciosa trenza para recogérsela malamente en una cola baja. Los ropajes le daban más igual; ya se había cambiado antes por unos más cómodos y menos lustrosos. Abrió la puerta de nuevo y se dirigió al que no era William-. Winston. Date la vuelta, de cara a la pared. Y quédate ahí quieto-casi le pareció escuchar un suspiro resignado del hombre, que musitó un vago "sí, señor" y se limitó a obedecerle. Hasta que algún superior le dijera lo contrario, no podría desatender esa orden.

Con el guardia sin posibilidad de ver por dónde se iba, Jack salió a hurtadillas hasta los jardines, y de ahí tomó la puerta que solo usaban los jardineros para dirigirse al Lyndhurst Moore. El joven Nagarr tendría un gusto refinado para muchas cosas, pero para elegir un local donde pasar la noche acompañado, tendía al mismo tugurio de siempre. El Lyndhurst Moore era una tasca situada en las lindes de los barrios burgueses, hasta el punto de que gente medianamente pudiente se mezclaba sin problemas con los pordioseros de la zona. No era el más limpio, ni tenía al dueño más agradable, y su calidad dejaba mucho que desear, pero quienes lo rondaban solían ser personajes extraños que siempre tenían alguna buena historia que valía la pena oír a cambio de un trago. Le llevó alrededor de hora y media llegar hasta allí a pie, pero notar el frío aire del invierno por primera vez en todo el día valía la pena. Ya frente a la puerta, los sonidos del interior sonaban amortiguados. Apoyó la mano sobre ella para abrirla. Probablemente durante la misa de mañana se arrepentiría de sus acciones, pero en el estado en el que estaba no iba a permitir que Dios se interpusiera entre él y una buena noche como aquella.
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Until the sun rises (priv. Joker y Mickaell) Empty Re: Until the sun rises (priv. Joker y Mickaell)

Mensaje por Joker Dom Ene 31, 2021 6:22 pm

Joker se encontraba en sus aposentos desde la primera hora de la tarde, repasando unos documentos que le habían llegado a medio día de parte de uno de los representantes de la Iglesia. Eran los resultados de las últimas pruebas.

- “No concluyentes” –murmuró entre dientes. Lo repitió un par de veces, mirando primero al techo y luego por la ventana. Entrecerró los ojos y se quedó muy quieto. Tanto que alguien que hubiera entrado en ese momento hubiera pensado que estaba muerto. Tenía la mirada fija en el suelo, perdiéndose en los intrincados diseños de la alfombra granate y dorada de lana que cubría el suelo de su habitación. Tras unos largos minutos de quietud absoluta sacudió levemente la cabeza y sonrió para sí. ¿Cuánto tardarían en pedirle más fondos? Quince días, veinte como mucho.

Su brazo derecho se quejó un poco al sacarlo de aquel letargo, y eso le hizo fruncir el ceño. ¿Ya había pasado un mes desde el último mantenimiento? ¿O es que el frío y la humedad de invierno le pasaban factura? La idea de parecerse a un viejo le hizo bastante gracia, y soltó una carcajada… En cierto modo sí, era viejo, o más bien, antiguo. Y aunque el cuerpo se le resintiera cada 30 días, sus sentidos parecían seguir igual de agudos. Había estado tan concentrado leyendo aquella ingente cantidad de folios que no se había dado cuenta de que la oscuridad se había apoderado de la estancia hacía ya bastantes horas. Encendió una de las lámparas, que alumbró tímidamente la estancia. No le hacía falta luz, pero no estaba de más aparentar. Igual que cuando fingía respirar.

Comprobó que haber estado sentado tanto tiempo no había hecho que otras articulaciones se atrancaran, y se decepcionó bastante al notar que sus rodillas estaban también quejándose. Era una sensación extraña, un tanto desagradable. Puso los ojos en blanco y se mentalizó para pasarse el día de mañana y el lunes encerrado y revisando toda su maquinaria. Ahora mismo no le apetecía.

Sabiendo que Jack ya se habría encargado de firmar todos los documentos relativos a los presupuestos del próximo año, tenía una noche larga y tranquila para hacer nada. Ah, a veces disponer de las 24 horas del día podía ser un engorro. Se dirigió a las estanterías que ocupaban dos de las cuatro paredes, y pasó los dedos por los lomos de los libros que conformaban su colección personal. A lo largo de los años había ido consiguiendo una buena biblioteca, tal vez podría pasar la noche releyendo algún clásico.

- No concluyente… decepcionante-. Las yemas de los dedos de su mano izquierda, las únicas que podían sentir algo, aunque más bien poco, se detuvieron sobre el lomo del primer volumen de Episodios nacionales-. ¿Literatura española? No tengo ganas de esforzarme en leer en otro idioma…

Siguiendo la estantería con los dedos, sin detenerse en ningún título en particular, llegó al ventanal que había en medio de la pared. Al otro lado había un reloj, que marcaba las nueve y cincuenta y nueve. Al otro lado del cristal, una silueta desapareció entre las sombras rápidamente, y Joker entrecerró los ojos. La oscuridad era demasiado densa, y una neblina espesa había empezado a cubrir los jardines. Se acercó más al cristal, para ver si podía intuir algo más, pero no le fue posible. Demasiada niebla y demasiada oscuridad. No podía ser él, no tenía permitido salir de la residencia sin su consentimiento. Tensó la mandíbula y se encaminó a los aposentos de Jack con paso firme.

- Vaya, señor Winston. Veo que tiene buenas vistas –le dio a su voz un tono cortante y frío, un tanto irónico, y notó cómo el guardia se tensaba-. ¿Me podría explicar el motivo de ellas?
- Sí, señor. El joven señor Nagarr me indicó que mirara hacia la pared y…
- Gracias, señor Winston- le interrumpió. Joker abrió sin llamar la puerta del despacho de Jack. Vacío-. Por cierto, la próxima vez que el joven señor Nagarr le dé una orden tan estúpida, hágame el favor de ignorarla. Buenas noches-. Se dio la vuelta, sin decirle nada más al guardia, y se dispuso a buscar a Mickaell, en teoría encargado de vigilar a Jack. No había hecho muy bien su trabajo aquella noche.
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Mensaje por Mickaell A. Vie Feb 05, 2021 4:39 pm

-Maldito cab...- El murmullo del joven sindicalista se cortó de golpe, mientras la expresión de su cara se contraía en un rictus de dolor. Mickaell le había hundido una rodilla en la boca del estómago mientras lo maldecía. Sus otros dos compañeros yacían bocabajo en el callejón adoquinado, uno con un brazo roto, el otro la nariz y la muñeca, tenían suerte que no fuera el cuello. Mientras el último vomitaba a sus pies Mickaell se limpiaba con el dorso de una mano las salpicaduras de sangre que le habían llegado a la mejilla derecha con su último puñetazo, mientras lo miraba con absoluto desprecio. Tendrá unos 18 años, pensó Mickaell. Más le valdría no haberse mezclado en la clase de asuntos en los que se estaba metiendo…

Apoyado en la pared, Mickaell encendía un cigarrillo mientras miraba al cielo. Hacer guardia bajo la ventana del pequeño gobernador durante toda la tarde había sido una tarea casi relajante, al menos para cualquier otra persona. Había echado un par de partidas a las damas con algún criado, otra de cartas con la que había sacado algún dinerillo, pero ya había vaciado la petaca de un rico whisky escocés (sustraído de la colección de Nagarr Senior, quien tenía un gusto exquisito para el alcohol) y media pitillera a las seis de la tarde en su turno desde las tres. Aspiró el tabaco con suavidad y dejó escapar una larga bocanada de humo hacia arriba. Con los brazos cruzados tamborileaba en sus antebrazos con los dedos que le quedaban libres del cigarro. Las nueve menos cuarto de la tarde… Cerró su reloj de bolsillo con un fuerte apretón, poniendo los ojos en blanco y escondiendo la mirada bajo la visera de gorra. Cielos, aquel día no parecía tener fin. Tendría que haber traído otra petaca, o al menos haber reservado la que tenía para un par de horas más. Dio un profundo silbido exhalando otra larga bocanada de humo, sus guantes de cuero crujieron cuando cerró los dedos índice y corazón de la mano que mantenían el cigarro. Cuando este se consumió, tiró la colilla impulsada entre sus dedos corazón y el pulgar hacia abajo, aplastándola con la bota con agresividad.

Tenía una sed terrible...

Se ciñó el abrigo cuando se separó de la pared. No creía que en los 5-10 minutos que tardase en ir a la entrada del servicio a pedirle a un cocinero, mayordomo o sirvienta un trago de vino fuese a pasarle nada al pricipito… Total, no hacía gran cosa de su vida. Con un pesado giro se encaminó hacia un lateral de la mansión. El camino estaba rodeado de setos recortados, los magnolios estaban comenzando a florecer y algunos sirvientes lo saludaron al verlo pasar... ¿Unos sirvientes acababan de saludarle al pasar? Desaceleró la marcha, sin detenerse. Tres jóvenes acababan de cruzárselo con ropas del servicio, pero no le sonaban sus caras y, mientras que los sirvientes de mayor antigüedad de la residencia Nagarr lo saludaba con cierta reverencia, los novatos no tenías las… agallas (si bien pensaba más en otras palabras para describir sus atributos genitales) para siquiera acercársele demasiado. Algo no le cuadraba... y los jóvenes debieron darse cuenta de su error al saludarlo, porque en cuanto los miró de reojo los vio salir corriendo hacia la entrada de los jardineros. Mickaell sonrió para si, con incredulidad. Dio media vuelta y tranquilo se internó por los jardines. Conocía un atajo mejor...

Había pocos callejuelas cercanas a la vivienda de los Nagarr. No podían permitirse rutas de acceso a la mansión demasiado públicas, de modo que los tres desconocidos tenían más bien escasas posibilidades de apartarse de las calles. El guardia observaba varios metros desde atrás cómo corrían a esconderse. Podrían haberse hecho pasar por transeúntes de paseo por los barrios residenciales, pero no, sabían lo que les sería difícil camuflarse entre los aristócratas que pululaban aquellas calles. Callejón a la derecha, recto tres intersecciones, una a la izquierda y… bingo, los tenía encima.
Al primero en atacar le agarró el brazo tras una sencilla finta, aquella tubería con la que pretendía golpear al jefe de la guardia no le sirvió de nada cuando este le propinó una patada en un lado de la rodilla, de forma que le partió la pierna. Mientras este gritaba de dolor poco antes de quedarse inconsciente, el segundo atacó veloz con un sable, que el guardia desvió con el brazo izquierdo. -Brazos demasiado tensos, aficionados...- Pensó para si Mickaell. Se colocó en posición de atacarle cuerpo a cuerpo y con un rápido giro de caderas de propinó un fuerte gancho en la cara cuando trataba de volver a embestirle con su arma. Mientras aún se recuperaba del golpe, que le había roto la nariz, Mickaell lo cogió de la muñeca, lo estrelló contra el suelo y le retorció la mano con la que cogía la espada hasta escuchar un clac. Solo quedaba uno.

Despeinados, ojerosos, ligeramente musculados, camisas manchadas, botas gastadas… Jornaleros proletarios o de clase media a lo sumo. La espada era de buena factura, prestada o robada, puede que una rareza heredada por un antepasado militar. El revólver que estaban apuntando hacia su cara si que era una curiosidad en aquel harapiento grupito.

-¿Ahora qué?- Dijo el último joven, apuntando el arma de fuego en la dirección del guardia. -O me llevas a la mansión para hacerle una visita a tu jefe el gobernador, o te vacío el arma en la cara. Levántate con los brazos levantados ¡Despacito!- Mickaell obedeció, serio, sin dejar de mirar al chaval. -Los impuestos del señor Nagarr están jodiéndonos la empresa. No creo que le importe que le dispare en la cabeza a uno de sus guardias, siempre puede contratar más, pero seguro que puedes llevarme a sus aposentos para ver qué opina de que se lo haga a él.- El guardia no puso evitar hacer una mueca al tratar de aguantarse la risa, de eso se trataba... Una apuesta desesperada, tratar de intimidar a alguien como él, ni que le importase demasiado morir.

Dio un paso hacia el joven, que se tensó. -No des ni un paso más, o te dejo sin pelotas.- Mickaell le sonrió prepotente, mientras se acercaba un poco más a él. -¡He dicho que no te muevas!- Escuchó cómo tragó saliva con dificultad. Conocía esa sensación, la garganta seca, las manos sudorosas, la mirada desquiciada… El joven apretó el gatillo, pero el arma no se disparó, el gatillo no se podía mover y Mickaell lo sabía…

Cuando terminó con el chico, tirado en un charco de su propio vómito, recogió su arma de fuego y regresó a la residencia Nagarr. Pasaban las diez de la noche, según marcaba su reloj de bolsillo mientras estaba llegando de vuelta a la residencia por la puerta principal. Saludó a uno de los guardias de la puerta con una leve inclinación de cabeza cuando éste le hizo un saludo marcial, sabían cuál era su posición frente a Mickaell. Se disponía a volver a su puesto de guardia cuando observó que se le acercaba rápidamente la señora Pearson, el ama de llaves, que lo saludo con respeto. Él le devolvió el saludo, había algo en aquella mujer que incitaba a mostrarle deferencia.

-El servicio me ha comunicado que el señor Joker lo está buscando, señor Alekseev. Parece urgente, creen que el señorit… el señor Nagarr se ha vuelto a escapar.- Le dijo la anciana.

-Díganle entonses que lo esperarré aquí mismo para tratarr el tema. Gracias por el aviso, señorra Pearson.- Le respondió. Maldijo para sus adentros, le esperaba una noche larga con el cabeza de latón en busca de aquel crío malcriado, y llevaba horas con su petaca vacía.


Última edición por Mickaell A. el Vie Mar 12, 2021 1:28 pm, editado 2 veces
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Until the sun rises (priv. Joker y Mickaell) Empty Re: Until the sun rises (priv. Joker y Mickaell)

Mensaje por Jack Nagarr Miér Feb 17, 2021 7:57 pm

Una vez más, su local favorito no le decepcionó. Se pasó la noche hablando con unos y con otros, y poniendo la oreja en conversaciones ajenas, uno de sus pasatiempos favoritos. Habló con un ilusionado joven que había empezado un negocio en no-sé-qué de tacones e iba a pedir la mano de una muchacha al día siguiente. Conversó también con un humano muy entrado en años -aunque decía tener solo 39- que acababa de perder su puesto de trabajo y ahora no tenía ni dónde caerse muerto. ¡Qué injusticias había en el mundo! El joven Nagarr, muy educadamente, le invitó a una pinta para consolarlo y luego siguió con su vida. También escuchó a un grupo de guardias quejarse de la mala gestión de Joker. ¿Sobre qué? No había pillado esa información. Pero estaba de acuerdo con ellos. Le hubiera gustado unirse a sus quejas, pero le tenía cierta repulsión al cuerpo de seguridad por culpa de ese ruso borrachuzo que los dirigía.

Tres cervezas y un whisky después, Jack decidió que tal vez sería hora de ir volviendo a casa. Después de todo no le apetecía demasiado amanecer con mal cuerpo. Tras invitar a unas cuantas personas más a un trago por el simple hecho de que le cayeron en gracia y porque su bolsillo buenamente podía de sobra, se levantó con dificultades y fue tambaleándose hasta la puerta.

El frío le golpeó la cara y unas gotas de fina lluvia le refrescaron el rostro de manera agradable en contraste con el ambiente cargado de aquel tugurio. Le ayudó a despejarse un poco, pero ni de lejos le consiguió quitarse de encima el mareo y las ganas de vaciar las entrañas. Caminó durante unos minutos hasta percatarse de que no iba a conseguir llegar hasta su casa en ese estado. Se metió en una callejuela y se quedó allí quieto, apoyado contra la pared, esperando al menos a que se le pasara un poco el efecto del alcohol. Se sacó un cigarrillo mal hecho del bolsillo que un amable chaval que no pasaría de los doce le había dado en el Lyndhurst Moore. Lo encendió como buenamente pudo con sus manos tras varios intentos y disfrutó de una larga calada.

Lo que sucedió a continuación quedó demasiado borrado por sus sentidos. De un momento a otro, notó un manotazo que le hizo tirar el cigarro al suelo y vio ante sí a un tipo alto y tan ancho como un armario. Algo dijo sobre su cara bonita y una orden que ladró de un modo muy poco educado. Jack se obligó a reincorporarse e intentar prestar atención a lo que le decía.

-No te...-empezó a mascullar, pero tenía la lengua pastosa y le costaba articular las palabras.

-¿No?-el hombre se le acercó. Apestaba a brea y a perro mojado.

-Que no... voy a hacer lo que digas... solo porque eres alto...-Jack intentó ponerse a su altura sin éxito. En su cabeza había formulado una frase con mucho más sentido, pero por lo visto su boca le había traicionado. Una pequeña parte de su mente le decía que saliera corriendo de allí, pero estaba demasiada ahogada en cerveza como para que pudiera entenderla siquiera.

-Está muy cocido, Charlie. Solo cógele la...

Si el segundo tipo llegó a terminar su frase, Jack no lo supo. Solo notó un golpe seco, seguido de una desagradable sensación de calor en la cara y un mareo vertiginoso. El dolor llegó luego, ardiente y palpitante. El siguiente impacto lo recibió en el estómago sin darle tiempo a procesar del todo el primero, un puntapié que lo dejó sin aire durante unos segundos mientras notaba las manos de los dos hombres rebuscarle entre las ropas hasta dar con su dinero. Se marcharon de allí en cuanto lo cogieron, dejándole tirado en el suelo, sucio y que rezumaba a orina. Soltó un gemido patético y se quedó en posición fetal hasta que el dolor le mitigó un poco.

Mal y a rastras, consiguió ponerse en pie con ayuda de la confiable y vieja amiga pared, tan sólida y real. Tal y como se lo llevaba pidiendo el cuerpo un buen rato, vació el contenido de su cena, y quedándose más a gusto, se alejó un poco hasta la entrada del callejón. Se apoyó contra la pared con un suspiro cansado. Se sentía derrotado, por razones obvias, y no le apetecía moverse de allí en esos momentos. Con la espalda contra el ladrillo, se deslizó lentamente hasta quedarse sentado en el suelo de cualquier manera. Le dolía la mandíbula a horrores, pero por lo menos tenía todos los dientes intactos. Tenía el estómago encogido y hecho un nudo, aunque se notaba más aliviado ahora que estaba vacío. Lo importante era ser positivo en situaciones así, ¿no? La nariz le sangraba. Se la palpó con cuidado. Si la tuviera rota, le dolería más, suponía. La tenía adolorida y palpitante, pero ya se preocuparía más tarde por eso.

La lluvia no amainó, pero tampoco arreció; se quedó como una sempiterna cortina de agua, fina y decidida a empapar todo lo que tocara durante más de cinco minutos. Le dieron ganas de echarse a llorar. Así que lloró, en silencio, sin hacer ruido, como lo había hecho durante toda su vida. Intentando no llamar la atención demasiado porque no podía. Se quedó allí quieto, con los ojos cerrados e intentando respirar a través de su nariz atascada. A lo mejor era un castigo de Dios, a lo mejor era simple mala suerte. Pero a pesar de todo, se sentía extrañamente aliviado y en calma, como cada vez que salía solo de la maravillosa residencia Nagarr.
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Until the sun rises (priv. Joker y Mickaell) Empty Re: Until the sun rises (priv. Joker y Mickaell)

Mensaje por Joker Jue Feb 25, 2021 1:42 am

Primero fue directo a la bodega, confiando en que estaría ahí, bebiendo. Quizás un estereotipo un poco cruel para un ruso. Estaba deseando equivocarse. Sonrió ácidamente cuando llegó. Bien. Cambió el rumbo, de nuevo al cuarto de Jack. No acababa de entrarle en la cabeza cómo se había largado si se suponía que alguien lo estaba vigilando. En su marcha se cruzó con el ama de llaves, la encantadora señora Pearson.
- ¿A quién busca, señor?
El Joker se detuvo. Siempre tan perceptiva. Educada y atrevida a la vez. Le resultaba sorprendente cómo la intuición de aquella mujer no fallaba, aunque él ni siquiera estuviera vivo.
- Mickaell. ¿Lo ha visto?
- No, pero en cuanto lo encuentre le comunicaré que lo está buscando.  
- Comuníquele también, a él y al resto del servicio, que el señor Nagarr se ha ido. A dar una vuelta – esas palabras sonaron casi escupidas-. También lo estoy buscando –sonrió, no amablemente-. Si alguien lo ve, aunque sea marcharse en alguna dirección, que me informe. Por favor –se dio la vuelta para seguir su camino-. Y gracias, señora Pearson –añadió. Realmente le gustaba aquella mujer.

No pasaron ni cinco minutos desde que entró de nuevo en sus aposentos cuando la voz del ama de llaves sonó al otro lado de la puerta tras un par de golpes.
- El señor Alekseev está en su puesto.
El Joker frunció ligeramente el ceño y miró con un poco de lástima sus libros. No le hubiera importado tener que hacer el esfuerzo de leer en español, ahora no. Casi lo prefería a tener que salir a buscar a aquel maldito niñato desagradecido. Cuando llegó junto al jefe del cuerpo de seguridad, el autómata llevaba ahora unas ropas discretas y oscuras, y el pelo recogido y apretado bajo una gorra. También llevaba guantes, evitando que su mano menos favorecida pudiera llamar la atención de alguien. Hizo una ligera inclinación de cabeza ante el ruso.
- ¿Me lo puedes explicar en el camino?

para Mickaell con amorsh:

El autómata podía afirmar con orgullo que conocía a los Nagarr tan bien como a sí mismo. El carácter iba en la sangre, estaba seguro, aunque él no tuviera. Sangre. Carácter sí. Y ese mal genio le estaba apareciendo en aquellos momentos. La compañía de Mickaell no era la más agradable. Sí, (a veces, casi siempre) era eficiente en su trabajo. Sí, era fácil mantenerlo contento (¿se pensaba que las excursiones a la colección privada de botellas de los Nagarr le eran desconocidas?), pero… en fin. La gente del este era como era. Un poco seca. Un poco avinagrada. Muy triste compartir una…
- Maldita noche de llovizna… -murmuró entre dientes. No le gustaba la lluvia. Nada. Agradeció que, si bien su ropa no era de su gusto, sí abrigaba y protegía del agua. Y menos mal-. Maldito crío – para el Joker había poca gente que no fuera un crío, no era nada especial contra Jack-. Maldito gusto terrible que tiene para los bares. ¿Qué les pasa a todos que les gusta tanto…
- ¡Sabía que el tipo rubio que invitó a todos tenía cuartos! Y tú que no querías molestar porque “estaba muy cocido”.
- Yo no dije eso, pero vale, lo que tú digas.

¿Un rubio que invitaba a gente en un bar? Vaya. Eso no sonaba a alguien que tuviera que trabajar hasta 12 horas en una fábrica y difícilmente daba de comer a sus 5 hijos. Eso sonaba más familiar. Efectivamente, un vistazo rápido a los dos hombres que venían de frente confirmó sus sospechas: sangre en los nudillos, rojizos y un tanto hinchados, y pinta de estar borrachos y muy satisfechos. La calle en la que estaban podía bien tener la denominación de callejón, pero, oh, por supuesto, habría otros peores en esa zona de Áberum.

- Mira ahí –el Joker le señaló a Mickaell una callejuela que había a su derecha-. Yo me meto en esa-, indicó con la barbilla una un poco más adelante a la izquierda-. Si lo ves, silba. Si lo veo yo, silbo. ¿Todo claro? –sonrió, pero la sonrisa no subió hasta los ojos.

 Y ahí estaba. El pequeño heredero, igual de lamentable que su padre. ¿Cómo era posible que se pareciera tanto a su progenitor? Casi parecía obra de magia que ambos fueran unos tristes adictos al alcohol que no sabían hacer otra cosa que autocompadecerse.
- Vaya, veo que la cena te ha sentado mal – agradeció no tener sentido del olfato, como cada vez que iba a zonas poco agradables. El suelo, decorado con un vómito y un tanto pringoso bajo la suela de sus zapatos, no parecía otra cosa sino apestar. Antes de agacharse frente al joven Nagarr, silbó, tal y como había acordado con Mickaell antes. Con un pañuelo le limpió con cuidado la sangre del rostro-. Te lo mereces por idiota. ¿A quién se le ocurre invitar a todo el mundo? ¿Creíste que no ibas a llamar la atención con tanto despilfarro? ¿En qué estabas pensando? –su tono de voz era tranquilo, amable. Le dio un poco (solo un poco) de lástima. Al fin y al cabo casi lo había criado él, y no dejaba de ser aún un niño a sus ojos.
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Until the sun rises (priv. Joker y Mickaell) Empty Re: Until the sun rises (priv. Joker y Mickaell)

Mensaje por Mickaell A. Sáb Mar 13, 2021 6:20 pm

Pensaba encender su siguiente cigarro cuando comenzó a lloviznar. Detestaba la lluvia de aquella zona, siempre le parecía muy ligera en comparación a las precipitaciones en su país. Daba igual si te cubrías con un paraguas o bajo alguna cornisa porque nunca caía con suficiente fuerza hacia el suelo, parecía casi quedarse en suspensión, o llover de lado… Añoraba las potentes heladas de la estepa. El jefe de la guardia se resignó a guardar el cigarrillo cuando vio acercarse a su jefe, embutido en su ropa de abrigo para evitar mojarse. Los autómatas le parecían unas ¿criaturas? sumamente extrañas. Le devolvió el saludo, imitando su gesto con la cabeza pero de forma algo más seca, más brusca. Creyó conveniente aceptar el paraguas que le tendía una sirvienta joven, ¿Emilly quizás? Muchas veces las doncellas no aguantaban en su puesto. Mickaell creía entender los motivos, sus jefes eran unos completos gili…

-Desde luego- comentó abriendo el paraguas sobre ellos, comprendía que al autómata le "agradaría" verlo tan dispuesto a cubrir sus necesidades climáticas-. Tenemos problemas con algunos sindicalistas, parra varriar... Tres jóvenes aspirrantes a empresarrio buscaban amenazarr a nuestro joven regente- esas últimas palabras las dijo con cierto retintín, mientras sacaba el revólver de uno de sus bolsillos de su abrigo y se lo tendía al autómata-. Puedes quedártelo. El gatillo aún tardarrá un poco en descongelarse. Por suerte, erran una panda de aficionados, perro motivación no les faltaba- no esperaba respuesta de su jefe, solo elaboraba un informa de lo ocurrido hacía unas pocas horas-. Si me sorprendierron algunos de los efectos personales de grupito. Concretamente una espada, de bastante buena facturra a mi parrecer, así como esa arma de fuego. No los considerro herramientas al alcance de todos los bolsillos. Imagino que los sindicalistas querrán buscarte las cosquillas- añadió con tono burlón-. Sin embargo, creo que serría buena idea estudiar sus actividades en los mercados negros. En fin… Respondiendo tu pregunta dirrectamente de porqué no estaba vigilando al pequeño Nagarr… Di caza a los intrusos. No creo que vuelvan a intentarlo en un tiempo, al menos hasta que se les curren las fracturas. Fin del informe.

El resto del camino lo pasó sin decir nada más. Conocían los hábitos de Jack, sabían más o menos que antros eran de sus gusto (bastante similares a los del propio Mickaell a su pesar), por lo que no tardaron en llegar a los Barrios Bajos de Áberum. Se sorprendió ligeramente al escuchar a Joker maldiciendo. En general le sorprendía verlo cambiar de expresión o, bueno, tener cualquier gesto o actitud humana. Le resultaba de lo más siniestro. Poco le duraron aquellos sentimientos de incomodidad en cuanto escuchó a los dos tipos que se les acercaban de frente, con esos aires de superioridad que te dan haber hecho el negocio de tu vida tras darle una paliza a alguien que se lo merecía. Y por lo que decían, parecía que aquella noche ese pobre infeliz al que habían dado la paliza era su pobre infeliz. Si, al él ahora mismo también le estaba apeteciendo darle una paliza, aunque el sueldo ya se lo estuviese dando antes. Se giró un momento hacia aquellos matones de poca monta pensando en abordarlos, partirles la cara y luego preguntarle dónde habían dejado al chico, pero el autómata tenía otra idea de cómo hacer las cosas, al menos en aquel momento. Abrió la boca para replicar, pero se mordió la lengua y asintió. Esa maldita sonrisa de hojalata… Le tocaba acatar las órdenes.

Bajó por el callejón que le había indicado Joker. Uno acababa haciendo los sentidos a aquel lugar. El aire húmedo, cargado del olor a salitre de los aerosoles marinos, a orines rancios, a vómito, excrementos y… alcohol. Le repugnaba aquel lugar, aquella gente que reptaba como alimañas de tugurio en tugurio. Riendo, gritando y… bebiendo. Como si aquel maldito sitio no fuese con ellos. Cómo los odiaba. Cómo se odiaba a sí mismo. Cómo los estaba envidiando ahora mismo. Apretaba sus puños con fuerza mientras caminaba con prisa, frenético, buscando algún bulto tirado que le recordase al rubiales. Tratando de no pensar en meterse en el primer local que viese y exigir la copa más grande de la bebida más fuerte que tuviesen. Tenía tanta sed. Tantísima sed. Estaba a punto de empujar con violencia a un borrachuzo que se tambaleaba hacia él cuando escuchó un silbido. Maldijo para sí y se obligó a serenarse, pronto podría olvidarse de aquellos dos y hacer lo que le diese la real gana, al menos por esa noche. Apretó el paso de vuelta para encontrarse con la cúspide de la flor y nata de toda la isla en un callejón tristemente decorado con más vómito y meados.

-Yo se la dejarría sin limpiar- comentó con saña, al ver a Joker limpiando la sangre de la cara del Jack-. Te queda bien el estilo proletario barriobajero apaleado- Le tendió el paraguas a Joker, cogió un cigarro mientras se agachaba y, tras encenderlo entre sus labios, le ofreció una calada a Jack-. ¿Estás bien? Déjame ver- dijo agarrándole el mentón sin miramientos, obligándole a girar la cara. Había sido un buen golpe, le dejaría un par de días el pómulo hinchado y dolorido. Mickaell sonrió con cierta burla y dejó caer de forma pesada la mano con la que lo sujetaba-. En cuanto volvamos a la mansión, ponle algo de hielo. Ja. Segurro que a las jovencitas le parrecerrás todo un rebelde- se giró hacia Joker mientras se levantaba y desperezaba el cuerpo-. ¿Y ahorra qué? ¿Escoltamos al principito a casa?- estaba cansado y le apetecía cogerse una buena cogorza su ático, quizás visitar a Yuki…
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Until the sun rises (priv. Joker y Mickaell) Empty Re: Until the sun rises (priv. Joker y Mickaell)

Mensaje por Jack Nagarr Jue Jun 03, 2021 1:03 am

Unos pasos que conocía de sobra resonaron por el callejón, rompiendo su perfecta burbuja de melancolía romántica que tanto le gustaba emular. Enfocó la vista en Joker y entrecerró los ojos con fuerza mientras se dejaba limpiar como si fuera un niño pequeño. Ahora que estaba sentado en el suelo le costaba mantener los ojos abiertos. Si por él fuera, se terminaría de tumbar en el suelo y se quedaría allí a dormir. Sería agradable olvidarse de todo, ignorar todo y despertar de nuevo en su cama como si nada de todo eso hubiera pasado.

-No. No me creí nada. Bueno, sí, claro que quería llamar la atención. Soy la atención-recalcó señalándose el pecho con un pulgar-. ¿No es así?-sonaba molesto. ¡Estaba molesto! ¿Por qué? Bueno, le habían interrumpido la estupenda noche que tan bien le estaba marchado. Más o menos. Pero la presencia de Joker no le gustaba; solo sabía traer noticias aburridas o malas-. Se supone que... que todo el mundo, eh... tiene que verme. Y escucharme. Y bueno, debería caerles bien, ¿no?-se frotó las sienes y sus labios se curvaron en una sonrisa, aunque sus ojos no iban a juego con ella-. Tiene sentido, o sea, bueno, tenía sentido, en mi cabeza. Ahora un poco, eh...-se frotó los ojos con el dorso de la mano-. No sé... no sé...

Notó la presencia de Mickaell en cuanto este entró en el callejón, y un escalofrío le recorrió la espalda. No aguantaba a ese hombre, y en esos momentos no se encontraba en las mejores condiciones mentales para enfrentarse a él. ¿Joker y Mickaell? El maravilloso dúo engolado. Qué poco le gustaba aquella combinación.

-Un montón de chatarra prehistórica y su perro faldero...-masculló por lo bajo. Entrecerró los ojos confuso. ¿Había dicho eso en alto?

-No me toques-apartó con asco de un manotazo la mano del ruso. Mientras los otros dos conversaban, apoyó la cabeza contra la pared y alzó la mirada, como intentando que en sus pulmones entrara un mínimo de aire fresco entre el hedor del callejón. "Escoltamos al principito a casa". Al "principito". El puto principito se estaba quedando sin paciencia. Ya aguantaba a esos dos en casa. ¿Por qué tenía que aguantarlos en su noche especial? ¡No era justo! No era justo. E iba a hacer todo lo que estuviera en su mano para impedir semejante injusticia contra su persona. ¡Era el maldito gobernador, ¿no?! ¿Sí o no? Se suponía que estaba por encima de ellos. ¡De todos! La somnolencia que estaba sintiendo hasta hacía nada estaba siendo sustituida por un calor en el pecho que le instigaba a moverse, a levantarse y salir de allí. Ya fuera avivado por el aire fresco de la noche o por el enfado que estaba empezando a acumular, era secundario. Solo quería seguir fuera, y la presencia de esos dos significaba totalmente lo opuesto a sus deseos.

-Bueno, señores-dijo mientras se incorporaba-. Es una charla magnífica la que, eh, estáis teniendo así que... os animo a... a que la continuéis. Pero en otro lado mejor-se tocó la mandíbula dolorida-. No es muy agradable aquí estar fuera-mientras decía eso, salió del callejón y empezó a caminar con pasos inseguros hacia su casa, recorriendo el camino por el que había venido. No estaba seguro de que pudiera llegar a ese ritmo y en ese estado, pero por fortuna sus piernas cansadas no tuvieron que moverse mucho más. En medio de la calle, dio un giro brusco y se metió sin miramiento alguno en un local coronado como The White Dragon, con el relieve de una lagartija gris en la puerta. Por favor, ese antro estaba hecho para él. No necesitaba señales más obvias que esas.

-¡Edward!-entre la multitud sudada y ruidosa y el olor a aceite de las lámparas le recibió una voz rasposa de un hombre que bien podía tener entre 20 y 50 años-. Hace mucho que no te veo por aquí. ¿Cómo andas, amigo mío?-le pasó un brazo por los hombros, como si fueran hermanos de toda la vida.

-De maravilla, Charles-el tal Charles, un tipo de pelo y piel igual de negras que el carbón con el que trabajaba, no era más que una persona entre tantas otras a las que Jack había invitado varias veces. Pero su carácter extrovertido le habían llevado a contarle su vida al rubio y considerarle, por ende, una persona de su círculo de amistades-. Aunque esta noche no estoy solo...-miró por encima de su hombro para ver las caras de los dos amargados que le seguían.

-¿Traes compañía? ¿Pues sabes qué? Matt murió la semana pasada, así que ahora hago mi trabajo y el suyo. ¿Y sabes lo que significa eso, Edward?-dijo emocionado-. ¡Me han subido el sueldo! Ahora puedo pagarte esas pintas a las que me habías invitado. ¡Eh, y a vosotros también!-alzó la voz hacia Joker y a Mickaell-. Vamos a la barra. ¡Esta ronda la pago yo con mi dinero que tan buenamente me he ganado!-proclamó arrastrando a Jack consigo, que se dejó llevar contento por el cambio de situación.
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Mensaje por Joker Mar Jul 06, 2021 1:17 am

Escuchó con atención las palabras del ruso, explicándole por qué el joven Nagarr había sido capaz de irse de paseo, y tuvo que corregir su discurso interior. Aunque no le dijo nada en el momento, tenía que reconocer que sabía hacer su trabajo, cuando le interesaba, claro. Cogió el revólver sin dudar sin mirarlo siquiera, guardándoselo en uno de los bolsillos interiores del abrigo.

Las segundas palabras que el ruso pronunció desde el informe de la situación fueron encantadoras, sin duda. El Joker le miró con los ojos ligeramente entrecerrados desde abajo, tomando el paraguas que le ofrecía. Qué poca educación y consideración tenían en ocasiones los rusos.  Notó el cansancio en su voz, y asintió ligeramente. También tenía ganas de irse, y de refugiarse de aquella llovizna que no tenía pinta de querer detenerse.

- Pero ¿qué estás diciendo?  -no pudo evitar componer una ligera sonrisa al escuchar el ebrio discurso. ¿Chatarra prehistórica? Casi le había ofendido con eso. En cierto modo, se alegraba de no poder ingerir alimentos o bebidas, así evitaba acabar en semejantes condiciones. Para lo único para lo que servía el alcohol era para abrillantar aquellas piezas que habían perdido algo de lustre.

Cuando Jack apartó de un golpe a Mickaell no pudo evitar resoplar, divertido. Se enderezó, e iba a ayudar a Jack a hacer lo mismo, cuando el rubio lo hizo sin ninguna ayuda. Eso estaba bien, si podía ponerse en pie, podía caminar a casa... más o menos. Confió en que los titubeantes pasos del joven los condujeran de vuelta a la mansión Nagarr, y no pudo estar más equivocado.  

- Oh, por favor –masculló entre dientes, frotándose los ojos. Seguro que había entrado en aquel local por su nombre. Decir que lo conocía como si lo hubiera traído a este mundo no hubiera sido preciso, pero sí lo conocía desde que había nacido, y si algo tenía que reconocerle al joven Nagarr es que era un muy teatrero, melodramático. Demasiado, para su gusto-. Supongo que tendremos que entrar... –le dijo al ruso por lo bajo.

El autómata cerró el paraguas y se lo colocó bajo el brazo. No le gustaban este tipo de locales. Demasiado ruido y demasiada gente para su gusto. Estuvo a punto de proponerle al ruso la opción de llevárselo a rastras, ya que, viendo el ambiente, dos personas tirando de otra no iban a llamar mucho la atención. Y si llamaban la atención y alguien gritaba “¡Guardias, guardias!”, bueno, tendrían que enfrentarse a un Mickaell cansado y con ganas de acabar la jornada de una buena vez.

Se acercó lentamente al tal Charles y Jack, escuchando con cierta lástima lo que el primero le contaba al segundo. ¡Qué alegría que haya muerto tu compañero y te quedes con su trabajo! Fantástico. A celebrarlo. Algunos tenían un espíritu pragmático insuperable, eso tenía que reconocérselo. Casi podía decir que estaba disfrutando de la situación.
- ¡Cuatro pintas! –exclamó Charles. El hombre tras la barra, más cano que pelirrojo, enarcó una ceja ante la petición.
- ¿A cuenta de quién? ¿De Edward otra vez? Pero vamos a ver, Charles, ¿a quién quieres invitar en tu situación? Mire usted, señor, vamos a ser realistas, Edward... –giró la cabeza hacia Jack, pero Charles le interrumpió enseguida, dando un manotazo en la barra. El autómata casi pudo sentir cómo la mano se despegaba de la barra cuando el trabajador las levantó de aquella superficie.
- Byrne, ¿estás sordo o qué? ¡He dicho que invito yo! ¡YO! No Edward. Cuatro pintas- exageró cada una de las vocales de esas dos últimas palabras. Byrne puso los ojos en blanco y se encogió de hombros, para a continuación servir las bebidas en unos vasos cuya higiene dejaba bastante que desear.
- Creo que declino la...- el Joker no tuvo tiempo de acabar la frase antes de que Byrne casi se subiera a la barra.
- Pero vamos a ver, ¿cómo vas a rechazar una copa? No he visto en toda mi vida, y mire usted, señor, que ha sido muy larga, a nadie que rechazara una copa. Jamás. Qué desconsideración, y no solo con Charles, que le ha invitado, sino conmigo. ¿Qué pasa? ¿Es usted demasiado bueno para este local? Mire que ya le he servido la copa. ¿O es uno de esos aparatos que están muertos pero están vivos? Autómatas les llaman. Mire señor, yo no entiendo de tecnología, pero esos... lo que sea nos van a quitar el trabajo a todos ¿me entiende? ¿O acaso es el vaso, que no es de su gusto? Entiendo que...- ¿de dónde había salido este hombre? Quizás estaba muy solo y necesitaba desahogarse. Por no aguantarle un segundo más, el autómata cogió el vaso de cerveza y, mirando fijamente al tal Byrne, tomó un largo trago.
- ¿Satisfecho? –interrumpió su discurso, secándose los labios con el dorso de la mano.
-  Mire usted, señor, pues sí. Servimos la mejor cerveza de la zona. Disfrútela –y muy satisfecho se fue a atender a otros clientes. Jesús, podría haberle vendido una piedra a un muerto de hambre con aquella labia y semejante insistencia.

Si el joven señor Nagarr quería pasar la noche de bar en bar. La pasarían. Todos juntos. A ver si le quedaban ganas de repetir la juerga.
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Mensaje por Mickaell A. Sáb Jul 31, 2021 1:50 pm

Chasqueó la lengua cuando Jack trataba de retirársela de su cara. El pobre daba pena, estaba muy cocido, pero el no podía reprocharle nada. El heredero de la casa Nagarr, a efectos prácticos, era tan perro faldero como él mismo, aunque su correa estaba más suelta, o no... Al menos a él no lo tenían tan cogido por las pelotas. Si, ambos hallaban consuelo al fondo de una buena botella de licor, quizás más allá que el fondo de la botella… Se levantó con agilidad mientras daba una profunda calada al cigarro. Se contuvo la risa exhalando el humo mientras veía cómo Jack reptaba penosamente para alejarse del callejón.

-Tú mandas, jefe. Si no hay más remedio que seguirlo…- Alzó las cejas con incredulidad cuando tanto él como Joker lo vieron entrando en un tugurio. Puso los ojos en blanco, maldiciendo lo dramáticos que eran lo jóvenes por aquel entonces -Si no, sabes que siempre puedo intentar llevármelo a la fuerza- No se iba a negar a seguir a sus jefes a un bareto, a fin de cuentas allá donde fueres… Le estaban dando la escusa perfecta para refrescar el gaznate.

Casi se arrepentía de haberlo pensado. Aquel sitio era horrible, él sabía de esas cosas. El olor a humanidad, el calor los cuerpos almacenados durante horas. Necesitaba estar mucho más bebido para aguantar allí, por lo que tenía que ponerse manos a la obra cuanto antes. Pasó de largo a Jack y su colega, aunque le agradeció en silencio la invitación. A rey muerto, rey puesto. Brindaría por Matt. El se perdía la pinta. Por morir.
No estaba prestando mucha atención al jaleo general del local, tampoco a riña del tabernero con Joker, si bien seguro merecía la pena ver como un cualquiera reprendía a su jefe. Las jarras no tenían un aspecto demasiado fiable, pero confiaba en que el alcohol (y su resistencia a algunas enfermedades por no ser humano) sirviese para no pillar nada. A esas alturas no engañaba a nadie. Si estuviese llena de alcohol, hubiese bebido de una bacinilla hace horas.

-Quizás… no se si deberría estando de servi- debía ver si el cabeza de hojalata le daba permiso para beber en horas de servicio o lo estaría matando ya con la mirada, mínimo por disimular delante de civiles. Se interrumpió al ver que esa éste el primero en alzar su vaso y beber un largo trago. Lo miró durante unos breves instantes, profundamente confundido, aunque mantenía el semblante serio. Solo sus cejas parecían indicar que algo no le parecía correcto en aquello. Brindó para sí con una sonrisa amarga. Por la primera cosa que lo había sorprendido en años, por aguantar aquella vida que llevaba y por Matt, que en paz descanse. Pero en especial por la dulce ambrosía…

-Ah. Ya- dejó su jarra de golpe en cuanto vació completamente su contenido, de un trago. No pensaba ni por asomo quedarse atrás respecto al nalgas de acero. Maldito pies de plomo, pensó, mientras lo miraba con disgusto y sacaba una bolsa con monedas. Aquella cosa sabía a agua -. A la siguiente invito yo. Por Matt. Perro nada de pintas- miró a sus… estrafalarios compañeros de copas de esa noche -, al menos parra mi. ¿Tiene algo más fuerte, amigo?- dijo al tabernero, golpeando con el vaso de la pinta vacío en la barra -¿Whisky? ¿Ginebra? ¿Absenta? ¿Algún licor de hierbas en generral?- el tabernero solo enarcó un ceja y le tendió una botella con un líquido verdoso, junto con un pequeño vaso - No- le espetó en ruso -. Usarré este- continuó, mientras se servía en el de la pinta un largo chorro de absenta, que ingirió como si fuera un chupito, dejando asombrado al propio tabernero, que farfulló algo al resto del grupo mientas lo señalaba con el pulgar hacia atrás. Aquello estaba mejor, ya le calentaba un poco las entrañas.

Repitió la operación. Una. Dos. Tres veces. Inspiró sonriendo para sí, mientras comenzaba a notar cierta ligereza en el cuerpo. Ahora si podría aguantar una hora o dos aquella noche. Miró de vuelta al grupo -¿Alguno quierre que le sirva?- dijo, con un tono más agresivo del que se había propuesto. Botella en la mano, con menos de la mitad de contenido, la posó cerca de Joker. Miró al autómata con curiosidad, también con cierto brillo travieso en los ojos, pero sobre todo con genuina curiosidad -Oye… Nunca me lo había preguntado perro… ¿Por dónde… por dónde expulsarrás eso luego?- trató de mantenerse serio al hablar, susurrando lo suficientemente alto para que solo su grupo lo escuchase -Es decir… ¿Tenéis…? Ya sabes… ¿Alguna válvula de escape?- alzó las cejas, mientras buscaba formas de referirse a aquello, haciendo gestos con las manos al tratar de encontrar un símil adecuado -¿Un orificio de salida quizás? ¿Una manguerrilla o así?- mientras trataba de mantener la concentración con las preguntas, con la mano rascándose bajo el mentón, un escalofrío le recorrió el cuerpo. ¿En serio acababa de preguntarle aquello a su jefe? Pero no podía evitarlo, ese… cascarón eran un misterio para él. Si, estaba tratando de averiguar si aquel tipo tendría genitales. No, aún le faltaba ingerir más alcohol para poder pasar aquella noche. Así que se sirvió otro vaso, de nuevo empezaba a saberle a agua.

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Until the sun rises (priv. Joker y Mickaell) Empty Re: Until the sun rises (priv. Joker y Mickaell)

Mensaje por Jack Nagarr Vie Dic 24, 2021 12:10 am

Aquella pinta le cayó en el estómago como una barra de metal, pero al menos le quitó la sed y el mal sabor de boca. Tenía que aguantarse; ¿cómo le iba a decir que no a esa invitación? Si ignorabas el olor que desprendía el vaso, no estaba ni tan mal. Pero tampoco le iba a pedir mucho a un local que parecía tener un dedo de grasa en el suelo y con las paredes desconchadas por la humedad.

-Déjalo, Byrne-empezó Jack ante las protestas del tabernero-. Para una vez que puede pagar algo...-se medio apoyó en la barra para mantener el equilibrio, notando la tela de su abrigo adherirse a la barra como si estuviera cubierta de miel.

-¡Claro que sí!-asintió Charles brindando al aire-. Yo digo que nos quedemos hasta el amanecer-apuró parte de su pinta y le dio un toque en el hombro al rubio, derramando parte del contenido de la jarra en el suelo-. Siempre te vas antes y te pierdes lo mejor.

-¿Ah, sí? ¿Y qué me perdí la última vez?-fue a darle otro sorbo a la pinta, pero la idea de meterse más de eso le resultó repulsivo y se limitó a mojarse los labios. Su compañero empezó a contar la historieta de cómo un tipo había entrado con dos prostitutas en la taberna fardando de lo que había hecho con ellas, y Charles entró en detalles demasiado explícitos que podría haberse ahorrado, pero es que le encantaba contar todo con pelos y señales y pelos. Mientras continuaba narrando que aquel hombre resultó ser homosexual y le dieron una paliza, Jack tuvo un ligero momento de claridad. Con la vista clavada en el suelo, pareció darse cuenta de dónde se encontraba y de la factura que todo esto le pasaría al día siguiente. ¿Cuántas veces más tendría que repetir esta rutina hasta acabar como su padre? Y las consecuencias. Por supuesto, las consecuencias. Como si no fuera ya familiar con ellas. Esa sensación de realidad se disipó tan pronto como llegó, hundiéndose en la espesa neblina que cubría su mente en esos momentos, y se fijó en Joker, ligeramente sorprendido de verlo ahí plantado, casi sin acordarse de que había entrado con él. Y además bebiendo. Madre de Dios, esa sí que era una imagen para recordar. Esperaba que no se le olvidara al día siguiente.

-... y yo ya no sé qué fue de él porque ya hace semanas que nadie le ha visto-Charles continuaba hablando-. No me sorprendería si aparece en la playa un día de estos, ya sabes, igual que cuando desapareció el...

-Oye, tú, ¿qué decías antes de Matt?-interrumpió un recién llegado.

-Uh... ¿Quién pregunta?

Un hombre bajo pero fornido, con un tupido bigote, exageradamente retocado para el aspecto que tenía la persona que lo portaba, se acercó al grupo. A Charles en concreto. Jack tenía cierta curiosidad en saber de quién se trataba, aunque su atención no tardó en ser llamada por una botella que ondeaba el jefe de la guarda como si de un preciado premio se tratara.

-Por pusuesto, trae aquí-derramó el contenido de su jarra en el suelo y se la acercó a Mickaell, aceptando gustoso la invitación. Cualquier cosa diferente a la pinta era bienvenida. Le importaba bien poco que viniera del ruski; un trago era un trago, a fin de cuentas. Notó cómo las entrañas le ardieron con la ingesta de ese líquido, que aún tardó en identificar. No le agradaba demasiado, pero le ayudó a asentarse un poco. Más o menos. Ante la conversación entre Mickaell y Joker, entrecerró los ojos levemente, como intentando fijar la vista en el autómata, y tomó la palabra en cuanto el jefe de la guardia terminó de hablar.

-¿Este? ¿No ves de qué está hecho?-le dio un par de toques con la jarra en el pecho, derramando unas gotas de su contenido en el precioso abrigo de Joker-. Estoy seguro de que... que es como una botella. O sea... se llena y tal, y le das la vuelta. Lo vuelcas-hizo una pausa-. Y se vacía-se terminó el contenido del vaso más rápido de lo que le hubiera gustado y miró con pena el fondo del mismo, como esperando a que se volviera a llenar por arte de magia-. Podrías usar a un autómata de... de barril-ladeó la cabeza pensando en las opciones- ¿Sabría diferente un vino envejecido en madera de roble de otro dentro de un autómata?-pensó. O creyó pensar-. ¡De hecho!-exclamó. Luego se quedó callado de golpe, como si no fuera a decir nada más, pero su cabeza estaba haciendo el colosal esfuerzo de crear una frase con palabras y que tuviera sentido-. Creo que recuerdo, eh, hace años. Muchos. Ver a este señor-señaló a Joker con la cabeza- vomitando. Todo serio-hizo un mohín de disgusto, como intentando imitar el gesto que caracterizaba el rostro impertérrito de Joker.

A su lado, la conversación entre Charles y el otro empezó a escalar rápidamente, y de una discusión acalorada pasaron a gritos, el hombre fornido demandando el dinero de su hermano muerto y el otro diciéndole que trabajara para ello. Jack apoyó los codos en la barra, de espaldas a esta. "Ah, esto va a ser interesante", pensó. Esta vez sí. Conocía de sobra el caracter fogoso de Charles, así que no le resultó ninguna sorpresa cuando de las palabras pasaron a los golpes. Un par de puñetazos y su amigo ya parecía tener la nariz rota. Mientras no sacaran ningún tipo de arma o atentaran contra otra gente, el tabernero no se molestaría en sacarlos de ahí. En medio de esa refriega de borrachos enfadados, Charles esquivó malamente un golpe directo, con la mala suerte de que el fornido bigotudo fue, movido por la inercia, directo contra el jefe de la guardia.

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